domingo, 5 de junio de 2011

El Museo Nacional de Arte revela sus secretos

La segunda mitad del siglo XX trajo el arte de denuncia, de búsqueda de lo boliviano, con una mirada desmitificadora

La última parte del recorrido del museo está dedicada al arte de la segunda mital del siglo XX. En cuatro salas, comunicadas entre sí, están distribuidas las tendencias que florecieron en este período: artistas sociales, políticos, abstractos, de los paisajes andinos, con visiones regionales, críticas y posmodernas.

La Revolución de 1952 marcó a los llamados artistas sociales, que se reunieron en el grupo Anteo de Sucre y que mostraron imágenes del clamor social, la vida de los mineros, la nacionalización de las minas, la toma de las calles por el pueblo y el surgimiento de la clase campesina. Sobresalen Miguel Alandia Pantoja, Wálter Solón Romero, Gil Imaná, Jorge Imaná, Lorgio Vaca, Zoilo Linares y Humberto Jaimes Zuna.

Como antítesis, surgieron los abstractos, que realzaron al arte como búsqueda estética pura y no como instrumento político. Las firmas destacadas son Armando Pacheco, Óscar Pantoja, María Esther Ballivián, Alfredo da Silva, María Luisa Pacheco, Gonzalo Rivero y Erasmo Zarzuela.

Otra tendencia intermedia fue la que buscó mostrar la esencia de lo boliviano, tomando como fuente de inspiración a la naturaleza: el paisaje del altiplano, las montañas, Destacan Enrique Arnal, Inés Córdova, María Luisa Pacheco, Alfredo La Placa, Fernando Montes Peñaranda.

Por último están aquellos que desde los años 70 representaron la vida cotidiana que bulle en las ciudades, su estética y costumbres. La crítica social y política recurrió a imágenes del mundo marginal urbano y el uso de alegorías para denunciar la represión de las dictaduras, la corrupción y los mecanismos del poder. Miradas desmitificadoras y más personales de la realidad.

El repositorio también cuenta con una colección de arte latinoamericano que está en sus depósitos. Y su patrimonio se engrosa con donaciones personales e institucionales, y obras ganadoras de premios locales.

Miguel Alandia Pantoja,
el muralista

Este pintor nació en la población potosina de Catavi, en 1914. La mayoría de sus obras fue de tipo mural. Algunas de ellas, como las del Palacio de Gobierno, fueron destruidas durante gobiernos militares porque fue un artista de pensamiento político revolucionario. Sufrió las penurias del exilio y, finalmente, falleció en Perú, en 1975. A través del arte muestra a personajes marginados de la sociedad boliviana. La Imilla (muchacha en aymara) es una de sus escasas pinturas que escapan del tamaño mural; en ella muestra, con elegancia idealizada, a una niña indígena. Este personaje es uno de los más repetidos en sus obras, junto al pepino y los mineros.

María L. Pacheco, la hábil paisajista

María Luisa Mariaca Dietrich de Pacheco es el nombre completo de esta pintora paceña que nació en 1918. Implementó su formación en el país y en la capital española, Madrid. Desde mediados de los años 50 del siglo pasado vivió en Estados Unidos, donde continuó su carrera y falleció en 1982. Sus pinturas abstractas pertenecen a la corriente paisajística: altiplano, cerros y montañas son frecuentes en sus representaciones artísticas. El museo conserva dos obras de Pacheco, una de ellas es este cuadro mural titulado Cordillera, en el que usa maderas, cartón, arena, yeso, papel y acrílicos realizando un collage que muestra la cordillera de los Andes. Se aprecia la fuerza de lo telúrico, elemento esencial en la trayectoria de esta autora.

Wálter Solón, el revolucionario

Nació en Sucre, en 1925. Como sus compañeros de la corriente social realizó, sobre todo, pinturas murales, entre las que destacan las del Monumento a la Revolución Nacional. La Mina es una típica obra muralista en la que se distinguen el Sol, similar al de la Puerta del Sol de Tiwanaku, y una escena sobre la colonización. Bajo ellos, está el mensaje directo: la nacionalización de las minas de 1952. Además, destaca la lucha constante del indígena, quien estuvo sometido durante la Colonia, pero también en la época republicana, donde se pasó del dominio español al colonialismo interno, puesto que los indígenas aún trabajaban para los Señores del Estaño. Es una creación influenciada por el cubismo de Pablo Picasso. Murió en La Paz, el año 1999.

Gastón Ugalde, el ecléctico

Pintor, fotógrafo y videasta paceño nacido en 1946. Es uno de los pilares del arte contemporáneo boliviano. El museo lo destaca por impulsar un arte de crítica social y política del mundo marginal, con un enfoque abierto y ecléctico. Entre sus temas recurrentes está la reivindicación, desde un punto de vista actual, de lo indígena y la riqueza natural local. En este ensamblaje titulado Aparapita (cargador, en aymara), representa la migración del indígena a la ciudad, que lo inserta en un círculo de modernización donde el inmigrante se ve condenado a la pobreza.

Gil Imaná, artista emblemático

Nació en Sucre en 1933 y fue fundador del grupo muralista Anteo, al que petenecían otros compañeros de la época como su hermano Jorge Imaná o Wálter Solón Romero. Forma parte de la Generación del 52, grupo caracterizado por transmitir la denuncia social a través del arte. Se formó en su ciudad natal, donde fue alumno de Juan Rimsa. Participó en bienales en diferentes países de los continentes americano y europeo. En esta obra llamada Encarcelado, muestra la dualidad entre la lucha interior y exterior del ser humano, la necesidad de salir de uno mismo para cambiar el mundo que nos rodea y, así, generar un cambio también en la propia persona. El óleo representa la eterna lucha por la libertad.

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