sábado, 15 de octubre de 2011

El fallo del jurado de la VII Bienal Internacional de Arte Siart Bolivia 2011 dejó en claro que se premiaron las tradiciones ancladas en lo contemporáneo

Dentro del espíritu que busca favorecer el entendimiento de los procesos culturales y artísticos en la sociedad, las tradiciones urbanas con estética contemporánea fueron las ganadoras de la VII Bienal Internacional de Arte Siart Bolivia 2011, que se inauguró esta semana en La Paz.
El performance ¡Aquí!, de Galo Coca; el video-instalación Llaukarando al tío para que se vendan los bisnes, de Iván Cáceres, y la instalación mixta Módulos perpetuos, del colectivo conformado por Guillermo Chandia, Jaime Coronil y Pablo Forero, recibieron el premio único consistente en Bs 25.000, mientras que el cruceño Julio González recibió una mención en la categoría Arte joven por su trabajo audiovisual Caporal dislocado.

José Bedoya, miembro del comité de organización, calificó esta versión de la bienal como “la más lograda, debido a que todas las obras finalistas lograron una coherencia y una lógica acorde con la propuesta curatorial Diálogos en la complejidad”. La misma parte de dos enfoques fundamentales, el primero, apoyado en la literatura de Jaime Sáenz, hace referencia a toda la maraña de elementos que componen a la ciudad de la Paz, mientras que el segundo se basa en el concepto del abigarramiento de la sociedad boliviana que describió y estudió René Zavaleta Mercado. Asimismo, Bedoya destacó la innovación en los laboratorios y el soporte de la parte académica e institucional.


Por su parte, Sandra del Pilar (México), uno de los jurados de la bienal mencionó que le llamó la atención cómo los ganadores establecieron un puente entre la visión enfocada en lo propio y característico de lo latinoamericano y el tiempo contemporáneo. “Con sus obras lograron hacer una conexión entre lo latinoamericano y lo actual”, afirmó Del Pilar.
A su vez Galo Coca, ganador del premio otorgado por el gobierno municipal de La Paz, comenta que su obra ¡Aquí! se gestó desde hace cuatro años. “La idea evolucionó, se modificó y se profundizó en el concepto. Es un momento álgido de la tradición, de lo actual, de cómo las fiestas tradicionales pueden sobrevivir y surgir con nuevos lenguajes”, indicó Coca, de profesión arquitecto.

Como una forma anecdótica, Coca se refirió a los comentarios de la gente que le manifestó su preocupación por haber expuesto su integridad física en la realización de la performance (el artista se envolvió con esterillas de cuetillos que reventaron en su cuerpo). “La mayoría de los comentarios fueron positivos. No he visto las demás obras ganadoras pero sé que este año la Siart se caracterizó por ser muy competitiva”, complementó.

Para Julio González, la experiencia también fue positiva tomando en cuenta que fue su primera participación en la Siart y obtuvo una mención por su video en el que se muestra vistiendo pollera y bailando el ritmo de caporal. “El jurado dijo que era una bienal de proyectos, entonces, el haber pasado ese proceso de por sí fue un gran logro considerando que la mayoría de las obras eran extranjeras, al final los bolivianos fuimos protagonistas”, dijo González.

El artista explicó que su obra plantea una cercanía con el concepto de diálogos en la complejidad a partir de su relación con la bolivianidad y su condición de cruceño que se conecta al proceso descolonizador planteado por el Gobierno de Evo Morales. González mantiene su postura que refuerza el discurso de que al estar lejos de su realidad puede utilizar elementos de la cultura andina e insertarla a su obra, una especie de secuencia de otros trabajos similares como en el que aparece desnudo besando a una chola travesti. “Mis temas abarcan cuestiones de género utilizando las técnicas del video y la fotografía. Planteo una discusión a partir de que se haya nombrado Patrimonio Cultural de Bolivia al caporal, y, que, por el contrario, no hubiese sido designada ninguna danza del oriente boliviano”, dijo González que reclamó el hecho de que los cruceños no tuviesen más presencia en esta bienal.

Curaduría

- La propuesta. La realidad contemporánea se teje a partir de múltiples interrelaciones. No es posible entender lo local aislado de la complejidad universal, del conjunto de acontecimientos simultáneos que generan la dinámica global. En este complejo tejido de relaciones sociales, culturales y políticas, la Bienal SIART realiza una lectura que se propone abordar estas articulaciones con el propósito de producir interdependencias e interferencias visibles que favorezcan el entendimiento de los procesos culturales y artísticos en el seno de una formación social.

Una bienal es una iniciativa de aceleración de las transferencias informativas. Por esta razón, sus efectos institucionales remueven la distribución de los roles previamente asignados a las disciplinas reconocidas por la tradición. Una bienal es un espacio de debate, de confrontación de ideas y de afectos, un lugar para la movilidad del pensamiento y de las prácticas, disolviendo las fronteras entre el arte y las prácticas sociales, que no siendo artísticas, sin embargo plantean a las artes unas preguntas que estas han dejado de hacer. De este modo, una bienal fija el estado de situación de las prácticas, al tiempo que obliga a redefinir el dominio de las identidades y de las representaciones simbólicas de lo nacional. Este es un debate decisivo en el que las relaciones entre arte y cultura son puestas a prueba. El arte no es lo mismo que la cultura. El arte es la conciencia crítica de la cultura. El arte permite sostener la mirada crítica sobre las políticas de manejo simbólico de la diferencia.

Los premiados

- Premio Único CAF. La obra Llaukarando al tío para que se venda los bisnes, de Iván Cáceres (Bolivia), es una videoinstalación que expresa el espíritu de la VII Bienal Internacional de Arte Sart. En ella se mezclan cuestiones de la cultura tradicional boliviana con cuestiones urbanas y económicas actuales, de modo consistente e inventivo. Además, su factura se encuentra en plena adecuación con el concepto estético-político.

- Premio Único HIVOS. La obra Módulos Perpetuos del colectivo integrado por Pablo Forero Guillermo Chandia y Jaime Coronil (Colombia-Chile), se basa en la técnica de la fotografía y trabaja la cuestión de la complejidad en la interfase de la tensión entre vida y muerte, tan importante en la cultura boliviana. Invirtiendo constantemente las perspectivas, abriendo y cerrando el pasaje. El colectivo crea una ventana entre comillas a partir de la cual la mirada del espectador se torna cómplice de aquella de los vivos y de los muertos.

- Premio Único La Paz. La obra: Aquí, de Galo Coca (Bolivia), es una performance cuya representación se funde en la acción, el cuerpo y la fiesta popular urbana. Convoca con su estridencia y audacia las paradojas que forman parte del júbilo en la fiesta andina boliviana: la alegría y el exceso.

- Menciones de honor. ¿Cuántas personas hay en la imagen? Fotografía de Dora Araya, de Costa Rica; Acciones Nominales e instalación audiovisual de Ecología Histórica, instalación de Miguel Mesa, de México (foto superior) y El gaucho / el reto, fotografía-instalación de Marco Gorgoroso, de Uruguay.

- Premio Arte Joven España. La obra Babeles, de Santiago Contreras (Bolivia), evoca la complejidad del momento del Arte Boliviano, desnudando con esa acción la inercia de las ideas, el vaciamiento de los conceptos con sutileza y fuerza. (Este premio consiste en un viaje a España)

- Mención de honor Arte Joven. Caporal dislocado. Video arte de Julio González (Bolivia).

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