viernes, 14 de octubre de 2011

“El teatro absorbió mi existencia”

Da la impresión de que es exagerado afirmar que María Delicia Landívar Zamora se jugó la vida por el teatro. Pero, en el fondo, esa expresión cobra sentido si se considera la ilusión que tenían sus padres de que siguiera la carrera de Arquitectura.
A María la apasiona la representación escénica de la existencia. Con sus 24 años de edad que los luce como quilates, desafió todos los retos naturales que para la economía de subsistencia significa dedicarse al arte. En enero pasado creó la compañía teatral Seres, que en julio estrenó Triciclo, una obra que narra la historia de seres marginados y automarginados que, en su inocencia y la presión por pagar el triciclo con el que se ganan el día, cometen un crimen. Empiezan a despedirse de sus amigos y a regalar sus cosas, pues suponen que serán condenados a muerte. Es una mezcla de temores, pesadillas, conflictos interiores e ilusiones que volverá al escenario, en la AECI, el 24 y 26 de este mes.

-¿Cómo ingresó a este ámbito artístico?
-Desde chica me gustó el arte. En la escuela declamaba y participaba en danzas, pero no tenía la oportunidad de hacer teatro porque en vacaciones se abrían los talleres y mi familia viajaba. Siempre me quedaba frustrada. Cuando me quedé a vivir en Santa Cruz aproveché para estudiar en la Escuela Nacional Hombres Nuevos.
- ¿Cuál fue la reacción familiar cuando adoptó esa determinación?
-Para mí fue bien complicado. Fui la oveja negra de la familia, donde la mayoría buscaba profesiones con solvencia económica. Digo complicado porque vengo de una familia de ingenieros, pilotos y abogados. Mi padre soñó que yo estudiaría Arquitectura. Desde que me contagié del teatro lo que hice fue romper barreras y en ese orden voy camino a mi realización.
- Se suele decir que dedicarse al arte lo lleva a uno a vivir pobre, ¿qué opina al respecto?
- Creo que hace falta muchas estrategias para vivir del arte al que uno se dedique. Para ello hay que empaparse completamente de una mentalidad creadora y buscar todas las salidas posibles a fin de no desviarse del objetivo. En mi caso, lo que me ayuda a tener un equilibrio económico es la pedagogía teatral, enseñar a jóvenes o hacer asesoramiento artístico a grupos que se están formando. Soy directora de Seres y también maestra en el colegio De la Sierra.

-¿Cómo define al teatro?
-Es muy cliché decir que es mi vida. Considero que es una forma de expresión que necesitamos todos los seres humanos. A los que nos dedicamos a este quehacer nos permite gritar lo que sucede en la sociedad, podemos denunciar al punto de tener el atrevimiento de tapar con una comedia o con lo absurdo una realidad que no queremos ver, o que la gente no quiere ver. Es un grito de profunda comunicación social. Un autor decía que si alguna vez nos encontramos en un escenario es porque hubo algo en nuestras vidas que no pudimos superar. Realmente el teatro absorbió mi existencia.

- ¿Antes de fundar la compañía Seres actuó en alguna obra?
- En 2007 participé en un festival internacional de teatro en Santa Cruz con Bodas de sangre, de García Lorca. Vino una española a dirigirla. Después de eso hice obras infantiles, lo que más se puede promover. Luego nos presentamos en un fondo concursable de la Asociación Pro Arte la Cultura (APAC) con las Mininas del leal Camp. Ganamos y eso nos permitió presentarnos en toda la Chiquitania. Este año abrimos el festival, inicialmente teníamos tres presentaciones y acabamos haciendo nueve.

- ¿Cuesta organizar una compañía de esta naturaleza?
- Hubo que superar muchos escollos, porque aquí no hay un movimiento cultural amplio. Tuve que enfrentar problemas que van desde la discriminación por ser mujer o por ser menor de edad. Por otro lado en Santa Cruz está más arriba lo social y la farándula. Si la mujer es actriz debería ser modelo también. Cuesta mucho ingresar en este ámbito si no se está involucrada en todo eso. Hasta ahora me sigue costando. Hay centros culturales que me cierran las puertas porque ya tienen definidas sus compañías a las que le dan cobertura. No se animan a aceptar lo nuevo, a arriesgarse con los jóvenes.

- Si una empresa le ofrece un trabajo con alto sueldo, y eso implica dejar el teatro, ¿lo aceptaría?
-No. Definitivamente no. Creo que mientras esté involucrada con la cultura puedo aceptar varias cosas y diferentes cargos, pero nunca descuidando el teatro. Eso lo he dejado bien claro en varias entrevistas frustradas: no voy a dejar este arte. Hay tiempo para todo. Considero que uno nunca debe desviarse de lo que se quiere en la vida, de hacer lo que a uno le gusta.

Ella

Es hija de Ernesto Landívar y Rosa Zamora. Tiene dos hermanos: Oscar Daniel y Gustavo. Egresó en Arte Dramático en la UCB y actualmente estudia el octavo semestre de Comunicación Audiovisual en Diakonía. Tiene en su haber una larga trayectoria de actuaciones teatrales. Creó y dirige la compañía Seres y trabaja como maestra de teatro en el colegio De la Sierra.

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