jueves, 23 de agosto de 2012

Jorge Gutiérrez, el niño no vidente que ama la música



“No ve desde que nació”, dice Mariana Téllez, sin desmerecer el talento innato y el amor que su hijo tiene por la música y que lo demostró desde pequeño, cuando imitaba en su piano de juguete varias melodías infantiles.

Jorgito sorprendió el domingo en la plaza Camacho, durante la feria demostrativa que organizó del Conservatorio por sus 105 años de vida. Llegó acompañado de sus padres y ayudado por un bastón, se sentó y comenzó a tocar. “Estaba muy nervioso, muy nervioso, no sabía qué iba a pasar”, relató a La Razón con una enorme sonrisa. Tras su participación, recibió la felicitación de sus jóvenes compañeros.

Para la comunidad del Conservatorio y para su maestra de 19 años, Libertad Paredes, Jorge Gutiérrez es un ejemplo de voluntad. “Es más exigente el trabajo que él hace, se esfuerza el triple. Lleva un semestre estudiando y nos ha sorprendido a todos. Estudió con un programa especial y sabiendo que quizás no iba a avanzar hasta alcanzar al resto de los niños, pero demostró que sí se puede”.

Jorgito aprende mediante musicografía Braille, método que fue creado por Louis Braille y desarrollada por el músico no vidente Lorgio Lucía, quien fue estudiante y que ahora imparte clases en el Conservatorio. Lucía contribuyó a desarrollar el programa que sigue este pequeño para recibir sus clases todos los días.

“Gracias a Lorgio vimos que se podía habilitar este tipo de formación alternativa para niños no videntes. Los niños con esta característica desarrollan más el oído, lo que les permite ser muy buenos músicos”, explica Oldrich Halas, director del Conservatorio.

Actualmente son dos los niños con estas características particulares que estudian en la entidad y que ya están aprendiendo a leer y escribir notas musicales mediante este sistema. Jorge Gutiérrez que toca piano clásico y Celso Ávalos que optó por piano moderno.

El Conservatorio ahora planea organizar un taller sobre psicopedagogía en educación alternativa que abordará el tema de educación musical con la ayuda de profesionales del Instituto Boliviano de la Ceguera. Esto permitirá que otros maestros aprendan el método y así el Conservatorio podrá habilitar en 2013 un par de plazas más para niños no videntes, explicó Halas.

Mientras todo esto transcurre, Jorgito vive alegre, es reilón y amiguero. Con sólo siete años da una dura batalla todos los días para demostrar que no hay límites. “Él hace todo lo que se propone, tiene demasiada confianza en sí mismo”, cuenta su madre.

El pianista estudia en el colegio Martín Cárdenas, en segundo de primaria, practica gimnasia olímpica y la música le ha ayudado a mejorar en sus notas. No es tratado diferente, lo que le permite fijarse metas. Sueña con enseñar a otros niños a tocar el piano, pero sabe que para lograrlo debe cumplir con sus deberes escolares, si no, sufrirá el peor castigo: no ir al Conservatorio a pasar sus amadas clases de piano.

El Amor a la música guía al pianista

Estuvo nervioso el domingo, cuando demostró sus aptitudes en la feria demostrativa que organizó el Conservatorio Plurinacional de Música que celebró 105 años de vida. El pequeño, que ama la música, es muy dedicado y se esfuerza para formarse. Lee partituras musicales gracias al método Braille, pero debe practicar como todos.


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