lunes, 29 de octubre de 2012

Noche Blanca buscó seducir a los paceños



Al son de unos 50 despertadores, la instalación Cronoros de Anuar Elías comenzó puntualmente y marcó el inicio de la segunda Noche Blanca, la mayor actividad cultural del programa Octubre Patrimonial. El resto de las actividades se demoraron.

De hecho, Cronoros pretendía cuestionar la denominada “hora boliviana”, que fue confirmada cuando la inauguración de la Noche Blanca, programada para las 19.00, se realizó a las 20.00. Al acto llegaron los embajadores de Francia, México y Perú, naciones que contribuyeron a la organización del evento. Las dos últimas legaciones instalaron mesas en el Tambo Quirquincho para mostrar las tradiciones de sus pueblos para Todosantos.

Las intervenciones comenzaron con retraso. Algunas —como Micro Macro 2 en la plaza Abaroa y Ajayus de Antaño, frente al Teatro Municipal— se vieron afectadas por problemas técnicos. A pesar de los problemas, Isaac Rivera compartió con los paceños parte de la música grabada en los 30, 50 y 70 frente al Teatro Municipal.

Otros trabajos, como la proyección de Invisibles lustrabotas en la pantalla del Club de La Paz, sufrieron por la indiferencia de los paceños, poco sorprendidos por las propuestas.

Las obras presentadas mostraron reflexiones y críticas a diversos aspectos de la vida en la ciudad. Uno de ellos, elaborado por los artistas del proyecto Martadero de Cochabamba, exploró los diferentes aspectos de la vida en vecindad, mientras que la muestra Principio Vitalidad, de Efraín Calle, reflexionó sobre la necesidad de preservar la naturaleza. El australiano Alain Thiriont hizo instrumentos con vegetales. Conadanz, dirigida por Yolanda Mazuelos, y Música de Maestros sorprendieron con la obra Túpac Katari.

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