jueves, 22 de enero de 2015

Un monólogo recrea la búsqueda del instinto femenino

La historia de una mujer que atraviesa el desierto para encontrarse a sí misma. Durante esa travesía, la joven descubre una variedad de facetas de su vida a través de varios personajes.
Ésa es la trama que da vida al monólogo denominado Atravesamos: la historia de Sofía, dirigido y protagonizado por la actriz boliviana Tatiana Azeñas.
"Sofía era una mujer que vivía con su abuela, dentro de una tradición indígena. Cuando sale a la ciudad, la joven sufre un choque fuerte. Entonces, para encontrar lo que ella era, vuelve a través de las historias que le van contando los otros personajes”, contó la actriz.
La obra se presentará en una temporada corta el 23, 24 y 25 de enero, a las 19:00, en el espacio LATE Escena (Calle Méndez Arcos, 785, Sopocachi).
"La frase ‘Sal al bosque, sal enseguida, sino sales al bosque, jamás ocurrirá nada y tu vida no empezará jamás’ es uno de los detonantes en la obra y sabemos que, desde la psicología, el bosque representa nuestro subconciente”, explicó.
Azeñas, quién escribió el monólogo, contó que la historia está inspirada en el libro Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés. "La pieza habla mucho de la búsqueda del instinto salvaje femenino, de los ancestros y de la cultura que valora la narración oral. Además, destaca la importancia de encontrar nuestros propios sonidos internos, intuiciones, cantos y nuestra propia piel”, agregó la actriz.
Por eso, la pieza es acompañada por música creada en vivo, a cargo del artista brasileño Sergio Leandro Cordeiro Da Silva.
"Mientras vamos haciendo la pieza, se van creando los paisajes sonoros a partir de la música que es tocada con instrumentos bolivianos como quena, charango y también de brasileños como el berimbau, pitos indígenas, xequere y otros”, explicó Azeñas.
La actriz encarna a más de cinco personajes en el monólogo como la narradora; Sofía; una vieja sabia que vive en el desierto y guiará la travesía del personaje principal; una mujer foca que pierde la piel; y a una niña de capa roja, Caperucita. "Se cuentan también algunas historias de mi abuela paterna que la traigo a esta obra como una mujer indígena, quechua y mestiza. Lo que le traspasa a Sofía es el recuerdo de su lengua, su infancia, su tierra, lo que dejó al irse a la ciudad”, añadió Azeñas.
El año pasado, el monólogo ya se estrenó en Brasil, en el Festival Satyrianas, en São Paulo.

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