lunes, 18 de julio de 2016

Mario Conde cuestiona al arte y la sociedad a través de 28 acuarelas

"El artista puede gritar por los tejados que es un genio, pero en realidad debe esperar el veredicto del espectador para que sus declaraciones adquieran un valor social, para que finalmente la posteridad lo incluya entre los elementos de la historia del arte”.

Con esas palabras, el acuarelista Mario Conde presentó su más reciente exposición que reúne una selección de 28 obras creadas en los últimos años. La muestra se presenta en el Salón Arturo Borda de la Casa de la Cultura Franz Tamayo.

En sus obras, Conde comparte a través de las acuarelas su mirada sobre la sociedad, el arte, la política y la cotidianidad. Por ejemplo, en la exposición, se observa desde la pintura de un gato negro envuelto con mantas, hasta una acuarela con la imagen de una mujer que pide limosna sentada detrás de una vitrina, en la que exhibe un saco parecido al que usa el presidente Evo Morales.

"El arte puede ser bueno, malo o indiferente, pero sea cual fuese el adjetivo tenemos que llamarle arte y el arte malo sigue siendo arte del mismo modo que una emoción o sentimiento. En el acto de creación, el artista va de la intención a la realización siguiendo una cadena de reacciones totalmente subjetivas”, dijo.

Conde es uno de los mejores exponentes de la técnica de la acuarela a nivel nacional. "El artista además ha hecho del expresionismo una fuente permanente de retos y paradigmas que le obligan a ser mejor en cada presentación”, se lee en la presentación de la muestra.

"El trabajo depurado y la creatividad son las características que destacan dentro de una propuesta sellada por los cambios históricos en el país, la política, y una visión crítica frente a otras manifestaciones sociales como la religión, la guerra o simplemente la vida y la muerte”, añade el documento.

Conde nació en la ciudad de La Paz en 1959. Estudió en la Escuela de Artes Hernando Siles, donde salió con las especialidades de pintura y grabado. Expuso en sus inicios en la plaza Humboldt de la zona Sur de La Paz, luego pasó a las galerías nacionales y extranjeras. Visitó Dallas (1988), Texas (1989) y Miami (1991), en Estados Unidos. Fue miembro del grupo "Nervio”.

Es acreedor de diferentes reconocimientos como el gran premio Pedro Domingo Murillo en 1992 con la obra Teatro de los descubridores, obtuvo una mención de honor en dibujo, en el concurso denominado España 90, organizado por la embajada de España. Su obra se encuentra representada en el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de Punta del Este, Uruguay.
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