lunes, 10 de abril de 2017

Pieter de Raad, afinador de pianos



Pieter de Raad, de 70 años, nació en Holanda, está casado y no tiene hijos. Sí, “dos amores”: su compañera de vida, Margarita, y su piano de media cola. “¡Los toco a ambos todos los días!”, expresa con humor.

Pieter se jacta de ser el único afinador y técnico profesional de pianos en Bolivia. Dice que enseñó el arte de la afinación a dos personas: Willie Posadas, en La Paz, y Beto Martínez en Tarija. Aunque ellos todavía no son técnicos profesionales.

Cuenta que llega a Sucre cada vez que puede porque aquí se enamoró de Bolivia hace 35 años. En su criterio, es la ciudad más agradable del país. Pero él vive en Samaipata.

Después de realizar su doctorado en Psicología Clínica, decidió ser afinador y técnico de piano pasando un curso de tres años de duración en la ciudad de Ámsterdam. “Resultó que prefiero afinar pianos en vez de gente. Los pianos no tienen agendas escondidas...”, vuelve a la humorada.

Pieter también es intérprete de ese mismo instrumento, al que describe como acústico percutido; se hace vibrar las cuerdas con martinetes y esas vibraciones fluyen vía puentes a la caja de resonancia, donde se produce el sonido.

Ocho mil afinaciones

Afinó pianos unas ocho mil veces, especialmente en Santa Cruz.

Gracias a su experiencia y a pedido del exministro Pablo Groux y de Wálter Gómez, por entonces oficial Mayor de Cultura de la Alcaldía de La Paz, hace diez años redactó un perfil de proyecto para ser “Afinador y Técnico de Piano”. ¡Sin embargo no hicieron nada!, expresa, molesto. “No hay transmisión de mis habilidades, ni de mi conocimiento”, insiste.

Siguiendo el criterio de personas que lo conocen, Pieter es un hombre muy culto, un músico con una alta calidad técnica y expresiva. Le gusta compartir con sus amigos amenas charlas sobre una amplia variedad de temas; es amable, amante de la naturaleza, tiene un excelente carácter y un fino sentido del humor.

Actualmente hay cientos de marcas de pianos, pero este experto dice que las mejores son: Bösendorfer (Viena), Grotrian-Steinweg (Brauschweig), Fazioli (Sacile) y Steinway & Sons (Nueva York y Hamburgo).

ECOS aprovecha para preguntarle qué aspectos se debe tomar en cuenta para tasar un piano antes de ponerlo a la venta. Él responde que se debe ver la marca, la edad del instrumento, el estado de las cuerdas, la caja de resonancia, el clavijero y el mecanismo.

Pieter comenta que un piano nuevo vertical marca Yamaha cuesta entre 4.500 y 10.000 dólares. Asimismo, sostiene que los pianos viejos ya no tienen valor porque sólo su restauración cuesta unos 2.000 dólares.

La vida en Samaipata

“Desde 1984 vivo junto con mi esposa en Samaipata, en Santa Cruz, en un espacio al aire libre, fresco y limpio. Es otra cultura, teniendo el sentido de ser pájaro libre”, comenta.

Allí construyeron la finca “La Víspera”, un retiro paradisiaco que cuenta con cabañas y diferentes espacios de solaz y relajamiento. También cultivan hierbas alimenticias y medicinales, verduras, flores y otros comestibles. Los interesados en visitar el lugar pueden ingresar a la página web: www.lavispera.org

Los pianos de Sucre

Hace pocos días Pieter estuvo de visita en Sucre para pasear y visitar amigos.

Conoce que en la capital, entre finales del siglo XIX y principios del XX, no era raro que las familias de clase media hacia arriba tuvieran pianos en sus casas. “En Sucre había muchos pianos verticales y de cola y todavía hay, pero escondidos y sin mantenimiento”, complementa, “¡no dan importancia o no hay presupuesto!”.

Jubilado, también compone y da conciertos de cámara en su casa. Si quieren conocer más de él pueden buscarlo en YouTube con su nombre. Allí tiene colgados varios videos. •

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